La pésima gestión de la DANA realizada por los políticos de los gobiernos de la nación y de la autonomía valenciana demuestran que la clase política española es el núcleo del problema, la parte más podrida de la nación y lo primero que hay que cambiar para evitar el colapso y la muerte.
El escándalo de Iñigo Errejón, un campeón de la progresía que ha resultado ser un depredador sexual enfermo de corrupción y machismo agresivo, también ha desvelado que la izquierda progre que gobierna España y muchos países del planeta, es una estafa y la peor de las pandemias.
La DANA, y la figura de un Pedro Sánchez rodeado de corruptos y delincuentes demuestran que hay demasiada falsedad, bajeza, torpeza e hipocresía en el progresismo de la izquierda y en esa derecha contaminada de progresismo falso que se encarna en el PP.
El feminismo radical, la defensa hipócrita de la igualdad por los que se atiborran de privilegios, la justicia, corrupta y arbitraria, y el mentiroso servicio al pueblo que proclama la clase política son pantallas de publicidad y no realidades.
Lo real en España es que los políticos son hoy un vergonzoso ejército de parásitos nocivos que han logrado controlar el país para exprimirlo, explotarlo y manejarlo a su antojo, desde la impunidad más corrupta y deleznable.
Como consecuencia del fracaso y del imperio de los inútiles, una marea de protestas y una ola conservadora están barriendo el planeta y dejando al mundo "progre" con el culo al aire.
El falso progresismo parecía imparable y había logrado gobernar medio mundo, influyendo en los partidos y aportando un "sello" del progreso que ganaba elecciones. Ahora, todo ese mundo se revela falso e hipócrita y se viene abajo, provocando el auge de partidos conservadores, a los que los parásitos de izquierda y derecha pretenden estigmatizar llamándolos "ultras" de "extrema derecha", cuando sólo son la auténtica derecha, libre de contaminación marxista, que empuja para conquistar el poder y cambiar este mundo podrido.
La reacción conservadora mundial demuestra que los ciudadanos demócratas y libres no soportan las mentiras, los abusos y los reiterados fracasos del poder.
Pedro Sánchez, uno de los más peligrosos "progres" del mundo, está acorralado no sólo por la Justicia, que persigue a su familia, a sus amigos y a su régimen corrupto y deleznable, sino también por sus mentiras y estafas al pueblo y a la verdad.
Millones de españoles, además de sentir asco de las mentiras y estafas del socialismo, de la vieja derecha castradas y de sus aliados-escoria, acabarán pronto, en las urnas e inundando el ciberespacio de protestas justas, con un mal gobierno que ha llevado al país hasta el borde de la ruptura, la vileza y el fracaso.
Estados Unidos, el país más poderoso del mundo, ha marcado el camino con la victoria de Trump sobre la "progre" Kamala Harris, a la que su pueblo ha abandonado por ser la representante de la mentira, la hipocresía y la política que construye un mundo injusto, desigual, deleznable e inseguro.
Las izquierdas "progres" del mundo han podrido desde el poder la democracia y el sistema occidental de libertades con abusos, corrupciones, despilfarros, componendas, privilegios ilícitos de la "casta" política y marginación ilegal de los ciudadanos. La consecuencia directa es una inmensa ola de rechazo que expulsará a la izquierda del poder durante décadas y un odio creciente hacia esas "castas" de políticos profesionales que han antepuesto sus propios intereses y los de sus partidos al bien común y al bienestar del ciudadano.
Como la derecha tradicional ha demostrado estar contaminada de marxismo y ser también culpable de similares abusos, los ciudadanos buscan caminos nuevos y limpios. Lo que llaman "ultraderecha" es una de las manifestaciones de esa reacción.
La política mundial funciona dentro de una implacable dinámica de acción-reacción que es la ley principal de la convivencia. Así, cuando un país está corrompido, es natural y lógico que surjan reacciones puritanas y que millones de ciudadanos echen de menos y reclamen valores como la honradez, la limpieza y el respeto a la verdad; cuando la ley se desequilibra y protege en exceso a la mujer, es normal que surjan reacciones machistas, algunas de ellas violentas y condenables; cuando las calles y plazas de un país se llenan de delincuentes importados, es lógico que surjan movimientos contrarios a las descontroladas y mafiosas invasiones de inmigrantes.
Todo se mueve dentro de una lógica implacable e indetenible, una lógica que ni siquiera el poder gubernamental, con toda su capacidad de propaganda y coacción, puede detener. Si el gobierno gasta como un descosido, el pueblo se vuelve austero. Si la política se llena de sinvergüenzas, los ciudadanos apelan a los valores y escupen sobre la corrupción. Cuando los políticos se tornan arrogantes y se atiborran de privilegios, es lógico que el pueblo los desprecie y llegue a odiarlos, como también es lógico y lícito que los considere usurpadores y luche por expulsarlos del poder.
Lo ocurrido en Valencia tras la DANA permite ver a un pueblo sano y generoso ayudando a sus semejantes, mientras los políticos se pelean entre ellos como mafiosos desalmados.
Cuando esos políticos se convierten en corruptos y pierden su condición de ser ejemplares ante la ciudadanía, es lógico que el pueblo los repela y expulse como si se tratara de una plaga. Cuando las administraciones no pagan sus deudas, los ciudadanos también tienen derecho a no pagar sus impuestos. Cuando la "casta" política despilfarra, es normal y lógico que el pueblo practique la insumisión fiscal. Cuando el gobierno malgobierna, es lógico que el pueblo sabio y consciente le castigue en las urnas, al igual que es lógico que los ciudadanos reaccionen con desconfianza ante la mentira y el engaño que emanan del poder.
La extrema derecha siempre nace de los abusos de la izquierda, y la izquierda suele engordar como consecuencia de los abusos de la derecha. Líderes populistas y antidemocráticos como el venezolano Hugo Chávez y otros que siguen su senda son hijos directos de los abusos y del mal gobierno de los partidos oligárquicos que rigieron con desacierto y abuso los destinos de América Latina durante décadas.
Un pésimo gobernante, como el español Pedro Sánchez, sólo es explicable desde fenómenos deplorables y antidemocráticos que le sirvieron de "cuna", como la arrogancia de Aznar, la cobardía inepta de Rajoy, la ineptitud corrupta y vengativa del oscuro Zapatero, la baja calidad de la enseñanza en las escuelas, institutos y universidades de España, el "asesinato" de la democracia española, convertida en una oligocracia por la casta política, la corrupción y el envilecimiento general de una sociedad española que ha sido empujada por el poder político hacia la pérdida del esfuerzo, el olvido de la verdad y el hundimiento de los grandes valores.
Sin toda esa desgracia, el actual corrupto inquilino de la Moncloa, verdugo de España y del bien común, jamás habría sido posible.
Francisco Rubiales
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