Por mucho que nos intenten convencer de que no hemos escuchado lo que hemos escuchado. Por mucho que los subalternos nos digan que Irene Montero no ha dicho, lo que todos hemos escuchado, está más que claro lo que Montero ha dicho y lo que quería decir.
Esta tipa, que no tiene ni conciencia, ni principios, ni valores, nos ha demostrado, una vez más, que lo único que tiene es interés en servir a la agenda global para la que trabaja y por la que está donde está. Y como está a su completo servicio, le da absolutamente igual que las víctimas de su gestión sean ancianos, hombres, mujeres o niños. Se la refanfinfla.
A esta le dicen lo que tiene que hacer y lo que tiene que decir, y como no tiene moral alguna, lo hace porque lo único que le importa es mantenerse en la poltrona el mayor tiempo posible. Y así ha llegado hasta el extremo de decir lo que ha dicho sobre los niños, con un agravante: que es madre de tres.
Y como no somos idiotas, no nos vamos a preguntar si eso es lo que quiere para sus hijos, porque tenemos claro que no. Ella está a favor del aborto libre y sin límites, pero tiene tres hijos. Y está a favor de que los depravados puedan tener acceso a los niños, pero estamos seguros que no a los suyos.
Y como además de servil, no tiene dos dedos de frente, tenemos claro que no sabe ni lo que dice porque ella repite como un papagayo la lección que le meten en esa cabeza que tiene. Escuchen la lección que le da una sexóloga. No le servirá de nada, estamos seguros, pero puede que sirva a algún padre que no vea el objetivo que tienen las palabras de Montero.
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