Este pasado sábado, 8 de octubre de 2022, ha fallecido de manera súbita Albert Solà, el supuesto hijo ilegítimo de Juan Carlos I (84 años), a los 66 años. Solà ha perdido la vida en la Bisbal de l'Empordà, el municipio de la provincia de Gerona donde vivía. El que aseguró ser hijo del rey emérito se encontraba en el bar Pai i Trago, donde se desplomó y falleció por causas que se desconocen, según ha avanzado Ràdio Capital.
Los hechos, de acuerdo a la versión de El País consultada con fuentes policiales, tuvieron lugar alrededor de las diez de la noche en el citado establecimiento de Gerona. Solà llegó al local acompañado de un amigo. Así lo atestigua una trabajadora del bar. "Pidió una copa de vino, la cogió y cuando iba para la mesa donde estaba su compañero, se desplomó", explica la mujer. Su amigo intentó reanimarlo mientras que se llamó a una ambulancia.
Tal y como relatan los testigos al citado medio, Albert trabajaba de camarero y, cada día, tras su jornada laboral, hacía una parada en su bar de confianza antes de llegar a casa. El destino ha querido que este fallecimiento acontezca justo cuando Telecinco ha estrenado el espacio ¿Quién es mi padre?, donde algunos hijos ilegítimos reclaman públicamente su paternidad. Según se ha publicado, el caso de Solà va a ser tratado en dicho programa. De hecho, inicialmente Albert Solà iba a ser el primer invitado en el gran estreno de este pasado sábado 8 de octubre.
Los facultativos sólo pudieron constatar su defunción cuando llegaron al bar. Albert narró en reiteradas entrevistas que, considerado huérfano, fue criado por unos campesinos, y que posteriormente acabó sabiendo, a través de comentarios y personas que se le acercaban, que era hijo del rey emérito.
Solà acudió a los tribunales para intentar demostrar que Juan Carlos I era su padre. En 2015, el Supremo no aceptó a trámite su demanda porque consideró que ocultaba datos, era inconsistente y no presentaba una prueba de ADN. En 2019, Albert relató su historia, repleta de espías, secretos y teorías conspirativas, en el libro El monarca de la Bisbal, nombre con el que se referían a él en la Ampurdà, donde creció y vivió hasta su deceso.
EL ESPAÑOL pudo entrevistarlo entonces. Como siempre que tuvo ocasión, Albert aseveró ser hijo de Juan Carlos y se mostró dolido ante su indiferencia. "Un padre si quiere, por mucho que tenga el entorno en contra, pega un puñetazo en la mesa y dice: "Es un asunto personal mío y lo voy a resolver. ¡Se acabó!". Uno también tiene que tomar las riendas, ¿eh? Yo he tenido una hija fuera de matrimonio y yo la reconocí. Yo tenía ya deseos de hacerlo, porque ella no tiene ninguna culpa", aseguró en 2019 a este periódico.
En 2007, tal y como relató el propio Albert a EL ESPAÑOL, el director general del CNI de Barcelona -cuyo nombre no quiso desvelar- le propuso realizar los análisis de ADN a través de Antonio Rodríguez, un exmiembro del CNI con el que tenía contacto: "Delante mía, el director general de Barcelona llamó a Madrid a sus colegas y pidió que en la mayor brevedad de lo posible le mandaran algo con lo que ingiriese el rey. En ese caso, fue un vaso".
En aquel momento, Albert Solà no desconfió de la procedencia de tal objeto, ya que "el CNI va codo con codo con el Rey. Son los que van de paisanos". De hecho, cuando él dio a conocer los resultados del análisis, el rey emérito pidió que cada vez que ingiriera algo que pudiera contener su ADN lo retiraran inmediatamente.
Nunca dudó Albert de quién era su padre. "Yo ya sé que soy el hijo del rey. Es igual que las pruebas de ADN que me hicieron los del CNI, yo les decía: "¿Para qué quiero las pruebas de ADN si yo ya sé que soy su hijo?". Y salió un resultado del 99 por ciento", manifestó en la entrevista.
Durante varios años, Albert escribió a Juan Carlos I hasta que decidió demandarlo y dar por concluida toda comunicación. Tenía Albert en su dominio unas 90 misivas.
"Él me respondió a una. Las cartas eran de hijo a padre. Yo había pedido una ayuda para mi madre adoptiva para que pudiera entrar en un geriátrico porque había mucha cola. Y probé y le pedí el favor. Y curiosamente me llegó una carta con paquete azul, de la Casa de su majestad el Rey con el escudo y todo. Y ponía: 'respuesta a la carta del 27 de abril de 2007, despachado por su majestad'. Un papel oficial con un papel grueso. Si tú no quieres reconocerlo, no contestas. Ordenaba que lo vieran los servicios sociales de la Generalitat de Cataluña. Y estaba firmado por Saénz de Heredia, la número dos de Zarzuela. Cumplió", llegó a asegurar.
El catalán llegó, incluso, a conocer a familiares de Juan Carlos. "Un familiar del Rey que vive en Bélgica, que creo que se llama Vicente Montpellier, me localizó y me llamó primo desde el primer momento. Inclusive, yo tengo fotos de él de la casa real y él está ahí", sostuvo.
Albert Solà también opinó en vida sobre Felipe VI (54), al cual definió como "mi hermano". "Él no tiene ninguna culpa, pero también está dentro de esta historia. A mí me han venido personas pidiéndome que impugne la Corona. Pero no será Albert Solà quien se cargará la monarquía. Pero sí que le reprocho a Felipe que cuando accedió a la Corona, yo siempre lo he dejado bien... Como mínimo, como hermano, podría haber tenido un gesto, ni que fuera mediante terceras personas, diciéndome que está agradecido por todo lo que digo de ellos. Pero él se queda en una burbuja de aquí no ha pasado nada", relató en El Nacional.cat.
Albert Solá nació en Barcelona en 1956. Era hijo de una madre soltera, a la que hicieron ver que su hijo necesitaba cuidados especiales, enviándola a Suiza para evitar el escándalo lógico de la época. Fue entregado a una familia acomodada de Ibiza para que lo criaran. Según él, "alguien les pagaba 900 pesetas cada trimestre por la lactancia". A los siete años, fue dado en adopción a un matrimonio de agricultores, Salvador Solà y Antonia Jiménez, que le dieron sus apellidos y que consideró sus padres.
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