Aunque todavía de una forma un tanto tímida, nos estamos encontrando con que en muchos lugares del mundo, poco a poco, se empieza a tumbar el relato de las inoculaciones.
Y como saben, uno de las grandes medidas en las que se ha basado ese relato es la de forzar las inoculaciones discriminando, o amenazando con hacerlo, a todos aquellos que se negaran a inocularse.
Esta discriminación se ha hecho, de una u otra forma, en todos los países del lado globalista del mundo. Uno de los países en los que se ha intentado forzar la inoculación de una forma más dictatorial, con imposiciones leoninas, ha sido Canadá.
Y en aquel país, en el estado de Alberta, la nueva Primer Ministro de ese estado, Danielle Smith, ha pedido disculpas a los no inoculados por lo sucedido y ha anunciado que planea indultar a quienes fueron multados o encarcelados por violar los protocolos de COVID.
“Pido disculpas a cualquiera que haya sido objeto de discriminación inapropiada como resultado de su estado de vacunación y también pido disculpas a cualquier empleado del gobierno que haya sido despedido de su trabajo debido a su estado de vacunación”, afirmaba Smith al dirigirse a la Cámara de Comercio de Edmonton el pasado jueves.
“Y les doy la bienvenida si quieren regresar… Mi opinión ha sido que estas fueron decisiones políticas que se tomaron, por lo que creo que necesitan decisiones políticas para ofrecer un cambio”, concluía.
No está nada mal ese cambio de actitud, pero como ya sabemos, toda esta gente no da puntadas sin hilo y hay que tomar cualquiera de estas declaraciones con prudencia, por lo que pudieran esconder por detrás.
De todas formas faltan muchas cosas porque no solo valen las disculpas. Todos los que han tomado esas decisiones, en cualquier lugar del mundo, deberían ser juzgados e investigados para determinar qué consecuencias han podido sufrir por haber sido forzados a inocularse, muchos de ellos totalmente en contra de su voluntad.
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