lunes, 17 de julio de 2023

¿QUÉ ES UN POLÍTICO?

 


Ha circulado las últimas semanas por las redes y los medios alternativos (alternativos a la propaganda lavacerebros oficial, debe precisarse) un documental titulado “¿Qué es una mujer?”. Reconozco que no lo he visto, salvo pequeños fragmentos recortados por uno u otro internauta. Ni necesito que nadie me explique lo que es una mujer, ni me apetece ver a los hijos de la demencia ponerse a filosofar sobre el pasto que es verde.

Sin embargo encuentro crucial lanzar la pregunta, y poner a todas las mentes activas y a las pasivas a darle vueltas, de “¿qué es un político?”. Uno de los tiempos presentes, y de la cantera que se presenta para el futuro, como ese joven de las juventudes peperas anunciando jubiloso su carnet de afiliado juvenil como pase para las discotecas madrileñas como gran proyecto existencial.

No somos pocos los que venimos señalando desde hace tiempo que la aplastante mayoría de los que ejercen de políticos (SER político no es cualquier cosa) en esta oclocracia del Estado del bienestar basado en deuda ficticia manirrota, son personas que viven en una realidad paralela, totalmente desconectados de la realidad absoluta. Esto supone un paso más en degradación y peligrosidad que la clásica corrupción. Llega un momento que los pseudopolíticos ya no sólo están votando lo que el lobby mejor postor les indica, sino que aparte (no en vez) de eso se dedican a legislar y crear mecanismos para implementar cosas que sólo cuadran en sus mentes utópicas y adoctrinadas que sólo conocen la realidad solipsista de una vida muy cómoda, por lo general urbanita y adinerada, ignorando absolutamente las relaciones naturales que existen entre las cosas.

Por eso nos encontramos a auténticos descerebrados osados creando y aprobando abominaciones como la ley del “sólo sí es sí”, o a los mismos políticos salpicados por los maletines marroquíes y qataríes apoyando el gran fraude de la “restauración de la naturaleza”. Ese tipo de gente, que compra en los comercios más caros y degusta en los restaurantes más lujosos alimentos de gran calidad cuyo origen y “huella de carbono” (gran farsa) les preocupa menos que nada, son capaces de aprobar leyes y mandatos –que unas fuerzas “del orden” definitivamente robotizadas tras un largo proceso de doma se encargarán de imponer materialmente- que literalmente atentan contra la vida y la subsistencia de las personas. Su desconocimiento de los procesos vitales más básicos es clamoroso. Su ignorancia de la realidad sobre el terreno es sísmica. Su sentido de la responsabilidad, nulo. Su soberbia para presentarse como “salvadores” y “expertos” con muchos “estudios”, intragable. Si pudiésemos poner una cámara de seguimiento –justo lo que pretenden hacer ellos con nosotros, que hasta van aprobando lo de encender remotamente tu maldito móvil- nos encontraríamos con que su vida cotidiana está muy lejos de ser esa vida “sostenible y verde” que dicen querer imponernos a los demás.

La gran mayoría son burguesitos o hijos zánganos de trabajadores del Estado de ‘bienestar’ de los que acaban creyendo que los alimentos aparecen en las estanterías de los supermercados por generación espontánea. Los que celebran sus reuniones con chuletones y marisco de la máxima calidad, regados con los mejores vinos. Los que se desplazan en aviones y coches oficiales hasta para ir a la esquina, aunque a veces nos abochornen e indignen con el numerito de la bicicleta en los últimos cien metros.

Son tan irresponsables, ignorantes, poco inteligentes y cínicos que incluso se atreven a llamar “restauración de la naturaleza” a unos proyectos que incluyen sepultar el territorio bajo mares de placas solares y molinillos de viento que exigen la ausencia total de vegetación (con su brutal incidencia en el clima local) y fauna. Son, en definitiva, unos seres desconectados de la realidad, insultantemente privilegiados, necios, ignorantes, irresponsables y sumamente egoístas. Obviamente no todos, puesto que la votación en la Eurocámara ha sido muy reñida. Pero todos los que forman el llamado bloque “de izquierdas” son los que han aprobado semejante bomba atómica a lanzar sobre la población europea y sus ecosistemas. En este caso las “izquierdas” de España –que no españolas- ni siquiera se han planteado pedir la “excepción ibérica” de la que tanto presumieron con la energía (y que resultó ser un desastre que hemos pagado caro los ciudadanos de a pie), excepción que sería imperativa dado nuestro clima y nuestro peso económico y laboral del sector primario. No, ellos han votado por un paisaje ficticio que sólo está en sus mentes sin plantearse las consecuencias, a la vez que aprueban el destrozo absoluto de la naturaleza ibérica para sus renovables, desentendiéndose de cualquier consecuencia derivada de ello.

Estamos viviendo un cierre de ciclo humano. Hay quien tiene la capacidad y la naturaleza de analizar los tiempos que vive en el presente. Prácticamente todas nuestras fórmulas e instituciones son ya inválidas. Todas están colonizadas por el mal, la corrupción y la oclocracia, nada que no se conozca desde la época clásica grecorromana. Por lo tanto es imperativo preguntarse: ¿qué es un político HOY? ¿Qué hacen? ¿Cómo viven? ¿Cuánto saben y entienden? ¿Cuántos de ellos tienen títulos académicos falsos o son simples ‘hijos de’, o simples amancebados de políticos consolidados, o agentes literales del WEF? ¿Hay alguna razón de peso para que sean los individuos mejor pagados de la sociedad? ¿Cómo de corrompidos están a todos los niveles (corrupción psicológica y de sobornos)? ¿Están legitimados para decidir nuestro destino? ¿Hay alguna razón inevitable para doblegarse a sus delirios de ignorancia?

Y una vez contestadas estas preguntas, que muchos de nosotros ya las tenemos más que contestadas, estudiar la manera de sacarlos de nuestras vidas y confinarlos en algún lugar de naturaleza “restaurada” hasta el final de sus viciosos días.

Por supuesto las víctimas del adoctrinamiento verde tras leer, si es que lo leen, un artículo de opinión como este, sacan la conclusión estúpida de que a algunos no nos interesa la naturaleza y seguiríamos llenándola de humo, asfalto y vertidos. Bien, esa es una conclusión típica de personas de razonamientos muy básicos y prejuiciosos. Y dado que este tipo de personas cada vez son más numerosas por mor de las leyes “educativas” y la manipulación mediática ordenadas por los “políticos”, es el otro problema que habrá que abordar para salvar lo que se pueda de los países europeos. Los políticos, sus mercenarios de prensa, y la masa aborregada que entre ambos han configurado son EL problema.

1 comentario:

  1. Muy acertado.
    Después de convivir rodeado de políticos casi 30 años, puedo afirmar que suscribo todo lo vertido en el artículo, no obstante por dialecticaa, no me dejarían decir todo lo que pienso. Pero esto está acertafisimo. 👍👏

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