sábado, 15 de abril de 2023

REFLEXIÓN DE UNA INDIGNADA

 Publicado en Telegram por Ana María Oliva en la página de "Conciencia mundial"

Queremos compartir una reflexión que nos ha llegado...

"Hola, me llamo Sonia y quiero gritar al mundo lo siguiente:

No quiero comer insectos en ciudades de 15 minutos.

No quiero que me humillen y me reduzcan a la condición de un animal (animalismo), haciéndome comer procesados de grillos, gusanos, larvas del escarabajo del estiércol, moscas, cucarachas y demás porquerías.

No quiero que me impidan comer lo que siempre he comido (pescado, carne y demás), haciendo subir artificialmente el precio de la comida de toda la vida, para que no pueda comprarla y así tragar con los insectos. Sospecho que ya los están introduciendo en los alimentos sin, ni siquiera, indicarlo en los ingredientes.

No quiero que me encierren en ninguna ciudad de 15 minutos, una prisión a cielo abierto, violando mi libertad como ser humano, engañándome y diciéndome que es por el bien del medio ambiente, que es para mejorar mi calidad de vida y demás mentiras para que lo acepte sin más. Sin posibilidad de acceder a comida sana y obligándome a comer bichos.

No quiero que mi ciudad o mi vecindario se infecten de ratas porque matar una de ellas esté penado con dos años de cárcel salvo que estén planeando una nueva pandemia, en este caso de "peste negra" como la que asoló Europa en el año 1350. ¿Nos están preparando una pandemia de "peste negra"? ¿O será una plandemia de virus marburgo? ... ¿Qué nos tienen preparado para este año?

No quiero vivir en ciudades que están siendo continuamente fumigadas desde misteriosos aviones con la excusa de paliar un supuesto cambio climático. Todo por nuestro bien, según parece.

No quiero vivir en un mar de metales pesados y radiaciones electromagnéticas procedentes de las antenas 5G y de los repetidores escondidos en farolas, en semáforos y en otros lugares del mobiliario urbano.

No quiero pagar impuestos por cambios climáticos, emisiones de CO2 o lo que se quieran inventar. Yo no viajo en jet privado ni tengo una caravana de escoltas. Ya está bien de sacarnos el dinero a la gente trabajadora.

No quiero que me adoctrinen con la idea de que traer un hijo al mundo es un problema para el medio ambiente, que contamina o que contribuye a la sobre población. Mi pareja y yo queremos tener un hijo de manera totalmente natural, sin úteros artificiales ni manipulaciones genéticas. Como Dios manda.

No quiero que ninguna feminista o grupo ideológico me diga cómo tengo que pensar, sentir o vivir por ser mujer. Ya lo decido yo libremente y sin ningún tipo de presión.

No quiero que mi ciudad se llene de violadores y pederastas que están siendo liberados de las cárceles por culpa de unas leyes indecentes votadas por políticos de dudosa reputación.

No quiero que la OMS tome el control del sistema sanitario público del Estado, para que me obliguen a vacunarme contra supuestas pandemias de virus que nadie ha aislado en ningún laboratorio, para que me obliguen a llevar mascarillas, a introducirme palitos de la PCR hasta el cerebro, a inhalar sprays salvadores y a usar compulsivamente hidrogeles.

No quiero ser esclava de una tarjeta sanitaria digital europea, universal, global, carnet de buen ciudadano, identidad digital o como quieran llamarlo.

No quiero ser esclava de los bancos. Me obligan a ser cliente de un banco porque si no es imposible acceder a los bienes de consumo necesarios para llevar una vida decente. Y nada de dinero en efectivo, claro. Todo digital unido a la futura tarjeta sanitaria. A tal punto hemos llegado que, si no estás bajo el control de un banco, eres un espécimen al margen de la sociedad. O un banco o nada... Aquí está el origen de todo.

Ya estoy harta. Lo único que quiero es recuperar mi libertad y que me dejen vivir tranquila."

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