Nota de Prensa
Entre él y sus dos hijos habrían recibido un total de 10 Millones de euros en el Banco BGL de Luxemburgo
Nos resultaba tremendamente sorprendente la airada reacción que tuvo el conocido juez del Tribunal Supremo, Manuel Marchena, cuando comenzamos a presentar denuncias contra sus compañeros por las presuntas cuentas de las que eran titulares en paraísos fiscales.
Marchena, con sus notas de prensa y filtraciones a los medios afines, se convertía en esos momentos en la cabeza visible de las hordas encargadas de perseguir al juez Fernando Presencia.
Y claro, como es lógico, esa actitud tan sumamente beligerante que tomaba Marchena hizo que se levantasen nuestras sospechas. Como podrán ustedes suponer, había que pedir información sobre Marchena y así lo hicimos. ¿Y qué encontramos? Lo de siempre: que Marchena y familia son presuntos titulares de millonarias cuentas en paraísos fiscales.
En este caso, con lo que nos hemos encontrado es con una cifra bastante importante: entre Marchena y sus hijos tienen diez millones de euros en cuentas en una entidad de Luxemburgo.
Esto ya no es normal. ¿Habrá algún juez que se salve?
A nombre de Manuel Marchena Gómez: 5.000.000 de euros en 100 depósitos de 50.000 euros cada uno en el Banco BGL de Luxemburgo.
A nombre de Manuel Marchena Perea (hijo): 2.500.000 de euros en 50 depósitos de 50.000 euros cada uno en el Banco BGL de Luxemburgo.
A nombre de Sofía Marchena Perea (hija): 2.500.000 de euros en 50 depósitos de 50.000 euros cada uno en el Banco BGL de Luxemburgo.
Lo más curioso del caso es que es precisamente Marchena quien está obsesionado con meter al juez Fernando Presencia en la cárcel. Ahora lo entendemos todo. ¿Tendrá algo que decir?
Seguramente sí. Seguramente ahora su obsesión con el juez Fernando Presencia se agudice y meterle en la cárcel se quede demasiado corto para él.
Queremos dejar muy claro tanto a Marchena como al resto de jueces que pretendan participar en la cacería a los denunciantes de corrupción que, llegados a este punto, no nos vamos a dejar cazar, ni avasallar. Llegados a este punto les vamos a plantar cara porque nosotros no tenemos nada que esconder, ni ocultar.
No parece que ellos puedan decir lo mismo, ¿no creen?
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