lunes, 18 de abril de 2022

ADIÓS A LAS MASCARILLAS

 


El próximo día 20, ya muy cerca, volveremos a vernos las caras en interiores. En algunos casos, conoceremos los rostros de nuestros alumnos, a los que hemos conocido con mascarilla. Parece mentira, pero personalmente espero el momento y tengo una cierta incertidumbre por ver cómo se comportan los niños y niñas, sobre todo los más pequeños ante esta nueva normalidad para ellos.

También se nos va a hacer raro a los mayores, estoy segura. Es sorprendente cómo somos capaces de adaptarnos a los cambios, incluso a los que nos complican la existencia y han demostrado incluso ser perjudiciales. Tragamos, unos encantados porque sienten que hacen lo debido, y otros a regañadientes encabronados por observar lo fácil que es imponernos comportamientos sin sentido.

Mientras en otros países de nuestro entorno llevan ya tiempo viviendo sin taparse el rostro, nosotros las hemos estado llevando hasta en el exterior siendo del todo innecesario y absurdo. Nos han obligado a comprar un producto que ahora se demuestra haber servido para que algunos listos se hayan forrado a manos llenas. Lo de siempre: se crea la necesidad, se impone y aparecen rápidamente los que saben cómo hacer negocio de ello.

Es importante saber que la ley no da potestad a los empresarios a establecer por su cuenta la obligatoriedad de la mascarilla.

En unos días las mascarillas solamente se tendrán que llevar en hospitales, residencias de mayores (para trabajadores y visitas), en el transporte público y en los lugares donde una persona vulnerable pueda considerar que está en riesgo. Puedes seguir llevando la mascarilla donde tú quieras, pero salvo en los lugares señalados, nadie podrá obligarte a que la lleves.

Es importante saber que la ley no da potestad a los empresarios a establecer por su cuenta la obligatoriedad de la mascarilla. Tienes todo el derecho del mundo a entrar en un comercio, restaurante, cine, oficina con tu cara descubierta. La ley, repito, no ampara a ningún dueño de ningún establecimiento a que obligue a nadie a ponerse la mascarilla. De la misma manera, tienes todo el derecho del mundo a llevarla puesta.

En otros países, como por ejemplo, Reino Unido, dejaron de usar las mascarillas a principios de febrero. No parece que haya habido un cambio significativo en los contagios debido a esta decisión, como en los demás lugares donde llevan tiempo conviviendo con el virus.

Sin embargo, el uso de la mascarilla sí ha tenido impacto negativo en distintos aspectos, sobre todo entre los más jóvenes. Un estudio de la Universidad Politécnica de Barcelona apuntaba recientemente a que la incidencia de Covid no mostraba diferencias entre los alumnos de infantil (que no llevan mascarilla) y los de educación primaria (que sí tenían que llevarla). El estudio ha analizado la efectividad de las mascarillas en el entorno escolar durante el primer trimestre de este curso escolar y ha concluido que "no hubo una incidencia o transmisión significativamente menor en los grupos con mascarilla". Afirman que esta intervención no fue efectiva.

De hecho, los datos del estudio señalan que hubo más incidencia en los niños de edades en las que sí tenían que llevar la mascarilla en clase, en comparación con los niños más pequeños que no tenían que llevarla. Una información muy interesante, sobre todo teniendo en cuenta que desde el próximo miércoles los niños y niñas de toda España podrán volver al colegio con sus caras al descubierto.

Llama la atención que sea precisamente ahora cuando conocemos también que Sanidad quería que los niños fueran al colegio sin mascarilla. Publicaba Vozpopuli esta semana que "los alumnos de Primaria y Secundaria podrían haber pasado estos dos últimos años sin utilizar mascarilla en clase de haber salido adelante la propuesta inicial del Ministerio de Sanidad". Eso sí, siempre y cuando se mantuviera la distancia de 1,5 metros de distancia entre los niños y niñas.

Una propuesta que el común de la ciudadanía desconocíamos hasta ahora. Y entonces, ¿por qué nuestros hijos e hijas han tenido que ir al colegio con la cara tapada, con todo lo que esto conlleva para su salud y su desarrollo? Según la información publicada porque los responsables de las comunidades autónomas no estuvieron de acuerdo.

Fue la directora general de Salud Pública de Baleares la primera en defender el uso obligatorio de la mascarilla para mayores de seis años, seguida de Murcia y Asturias. El criterio de las comunidades autónomas se impuso a la del Ministerio. Se indicó que también desde la OMS y desde el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades se recomendaba la medida para mayores de seis años. Hay que recordar que la OMS, al inicio de la pandemia llegó a recomendar que las mascarillas solamente las utilizasen personas vulnerables, para reconocer después que lo había dicho porque no había suficientes mascarillas disponibles para todo el mundo.

¿Por qué nuestros hijos e hijas han tenido que ir al colegio con la cara tapada, con todo lo que esto conlleva para su salud y su desarrollo? Según la información publicada porque los responsables de las comunidades autónomas no estuvieron de acuerdo.

Mascarillas que se han puesto, se han quitado, y se han vuelto a poner (como en exteriores, porque no podemos olvidar el escándalo que ha supuesto imponerlas en Navidad en la calle, cuando ya se sabía que no servían para nada).

Es evidente que el criterio no está claro, que podemos encontrar estudios que dicen una cosa y la contraria y mientras tanto, casi nadie parece preocuparse de los efectos tan dañinos que esta medida está teniendo entre los más jóvenes: los adolescentes se sienten ahora "más protegidos" porque no muestran sus caras. Y debe entenderse lo de "protegidos" en el sentido de que sienten vergüenza de mostrar su acné, su bigotillo incipiente, o ese rostro con el que andan tan disgustados porque no es el que se parece al de la foto de instagram con filtro. Hay un problema en la adolescencia que no quiere mostrar su rostro y prefiere esconderlo detrás de lo que sea.

Hay un problema también en los más pequeños, a los que hemos inoculado pánico y exceso de celo con las medidas, generando en ellos miedo a algo que no ven (el virus) y que puede estar en cualquier sitio. Convencer ahora a nuestros pequeños de que pueden quitarse la mascarilla va a ser una tarea también difícil en algunos casos, pues son ellos los que mejor se han aprendido las normas y los que más en serio se lo han tomado. Hay que aprender de nuevo a enseñarles a vivir sin miedo y me temo que nos va a costar.

Aprender de nuevo a interpretar los rostros, la sonrisa, la tristeza y todo lo que nos decimos sin mediar palabra. Para algunos será la primera vez que vean los rostros completos de sus profesores, de sus compañeros de clase. Emocionalmente supondrá, sin duda, un cambio.

Como sin duda será una mejora poder correr y respirar. Toda una novedad para muchos niños y niñas que han tenido que estar haciendo clase de educación física con mascarilla puesta. A pesar de que las normas no lo recomendasen, se ha hecho.

Seguramente recuperemos la normalidad casi sin darnos cuenta. Pasaremos página como si tal cosa, sin exigir que para próximas situaciones como esta, sea necesaria una mayor transparencia, una mayor rapidez en estudios que nos demuestren la necesidad de medidas como esta que tanto daño han hecho, especialmente a nuestros pequeños.

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