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viernes, 29 de agosto de 2025
sábado, 23 de agosto de 2025
NO ES CAMBIO CLIMÁTICO, ES BIOPOLÍTICA
Hubo un tiempo en que los apóstoles de la religión climática se conformaban con predicciones histéricas que auguraban en unas pocas décadas el deshielo de los casquetes polares, la desaparición de islas y regiones enteras por efecto de la subida del nivel de las aguas, etcétera. Pero estas predicciones resultaron fallidas (resulta tronchante leer hoy las desquiciadas noticias que hace veinte años publicaba la prensa sistémica, para instalar el miedo entre zoquetes y fanáticos); y se corría el riesgo de que la gente menos cretinizada empezase a pisparse del embeleco. Así que los apóstoles de la religión climática cambiaron su estrategia y decidieron aprovechar la atención mediática que suscitan las catástrofes naturales para alimentar el fraude. Esta ligazón turulata entre catástrofes naturales y 'cambio climático' resulta un cebo infalible para la prensa sistémica, que cuanto más se inclina al sensacionalismo en este asunto más generoso unte recibe. Y, además, se trata de una ligazón pintiparada para políticos baldragas y bellacos que, echando al 'cambio climático' las culpas de las catástrofes naturales, consiguen que nadie señale su incompetencia o falta de previsión.
No debe extrañarnos, pues, que el doctor Sánchez haya achacado la culpa de los recientes incendios (como antes hizo con las inundaciones levantinas) al 'cambio climático', aunque mientras repetía su cantinela estuviesen siendo detenidos decenas de incendiarios. El doctor Sánchez utiliza incendios e inundaciones para difundir la religión climática porque sabe que, ante imágenes de catástrofes, se activa nuestro cerebro reptiliano, que genera respuestas instintivas y no razonadas. Y, además, cuenta con la complicidad de la prensa sistémica, que en lugar de investigar los móviles de esas decenas de incendiaros detenidos, se dedica a propalar bulos grotescos, atribuyendo a la 'ola de calor' una pavorosa mortandad (que lo mismo se podría atribuir a las desavenencias conyugales o al reguetón, pues en su mayoría es mortandad de personas moribundas o de salud muy delicada), o exhibiendo en los telediarios mapas dantescos de España, con una escala cromática que evoluciona desde el bermellón al más cárdeno granate.
A esta misión de activar los cerebros reptilianos contribuyen también las agencias meteorológicas, convertidas en oficinas de propaganda al servicio de la agenda climática que no contextualizan los datos que proporcionan. Así, por ejemplo, cuando miden las temperaturas y las comparan con otras de tiempos pretéritos, nunca aluden al afecto 'isla de calor urbano'; y jamás comparan temperaturas pretéritas del medio rural con la actuales, pues se percibiría (salvo allá donde haya parques solares, que crean microclimas infernales) que apenas se han producido variaciones durante las últimas décadas. También realizan mediciones superferolíticas de la 'temperatura de los mares', como si una masa ingente de agua ondulante, expuesta a corrientes internas de muy diversas procedencia, sometida a pleamares y bajamares por el efecto gravitatorio y zarandeada por el viento pudiese tener una 'temperatura' uniforme. Si la temperatura de nuestra boca y la de nuestro sobaco son distintas, ¿cómo se puede pretender que sea la misma la 'temperatura de los mares'?
La ciencia meteorológica seria se halla todavía en pañales. Tan en pañales como que sus pronósticos nunca se pueden extender más allá de cuatro o cinco días (y aún así los errores, a veces garrafales, son frecuentes). Cuando se hacen pronósticos a más largo plazo (no digamos cuando se habla de años o décadas), nos hallamos ante engañifas burdas y especulaciones arbitrarias, por muy envueltas que se presenten en jerigonza cientifista. No debemos olvidar que fenómenos naturales como la erupción del volcán de La Palma o las inundaciones de Valencia provocadas por la última gota fría no fueron predichos ni siquiera veinticuatro horas antes de que ocurrieran. Y los tipos que fueron incapaces de anticipar aquellas catástrofes son los mismos que nos acongojan con lo que ocurrirá dentro de una década o un siglo.
Pero toda la alfalfa de la religión climática es comulgada con unción por hordas de zoquetes y fanáticos, que –como señalaba Unamuno– «apenas sospechan el mar desconocido que se extiende por todas partes en torno al islote de la ciencia, ni sospechan que a medida que ascendemos por la montaña que corona al islote, ese mar crece y se ensancha a nuestros ojos, que por cada problema resuelto surgen veinte problemas por resolver». En efecto, no hay conocimiento posible sin conciencia de las muchas realidades naturales que ignoramos. Sólo sabemos que nunca ha habido un clima estable sobre la faz de la Tierra; siempre el clima ha estado variando, como nos demuestran los más serios estudios geológicos: a épocas cálidas, incluso tórridas, se han sucedido épocas frías, incluso gélidas. Providencialmente, nosotros vivimos en una era interglaciar que lleva durando, con sus altibajos, más de diez mil años, y es la que ha propiciado el florecimiento de una civilización admirable que ahora los apóstoles de la religión climática están dispuestos a derruir, para enriquecerse a mansalva. Desean imponer una tiranía maltusiana que, mientras siembra el pánico en nuestros cerebros reptilianos, arrasa nuestra economía productiva e impone formas alternativas y costosísimas de energía que sólo sirven para disparar los precios y así engordar el reinado plutocrático mundial. Nos instilan el pánico a un apocalipsis climático inventado, en un experimento de biopolítica sin precedentes, para succionar la riqueza que aún no controlan, mientras nos convierten en chatarra humana resignada al expolio espiritual y a una pobreza creciente. Si no nos rebelamos, lo conseguirán muy pronto.
lunes, 18 de agosto de 2025
¿DÓNDE ESTÁN LOS HIDROAVIONES DE MARRUECOS?
Esta es la ayuda del amigo de Sánchez y enemigo de España:
Y este, el regalito que nos viene haciendo gracias a la"cordial" relación con nuestro insigne presidente:
Y que no te sigan tomando el pelo con lo del cambio climático, que ya apesta
Este es el verdadero cambio:
viernes, 18 de julio de 2025
ESCUELA DE CALOR 2025
Fernando del Pino Calvo-Sotelo
18 de julio de 2025
18 de julio de 2025
Publicar bajo este título un artículo sobre cambio climático en plena canícula veraniega se ha convertido en una tradición. Así combatimos la habitual campaña de alarmismo climático, que hiberna como los osos para resurgir con fuerza cada verano aprovechando las olas de calor propias de la estación (verano: «época más calurosa del año»).
La creatividad nunca ha sido el fuerte de la ideología climática, así que ya conocen las consignas: temperaturas jamás registradas, voraces incendios forestales, insectos transmisores de enfermedades que jamás habrían aparecido de no ser por el cambio climático…en fin, un rosario de desgracias. La escala cromática de los mapas en los telediarios continúa su evolución alarmista: del azul, naranja y rojo ha pasado a una constelación de rojos cuyos tonos más oscuros son prácticamente marrones.
domingo, 8 de junio de 2025
"AEMET", OTRA VERGÜENZA DEL GOBIERNO
En ese país solo hay dinero para los ladrones corruptos del gobierno y de su partido, no queda una institución por saquear y, cuando en alguna no se puede, simplemente se abandona. La corrupción y desfachatez de este gobierno no conoce límites.
miércoles, 5 de marzo de 2025
jueves, 13 de febrero de 2025
domingo, 19 de enero de 2025
sábado, 18 de enero de 2025
martes, 24 de diciembre de 2024
sábado, 7 de diciembre de 2024
lunes, 18 de noviembre de 2024
domingo, 17 de noviembre de 2024
ENGAÑO DISFRAZADO DE CIENCIA PARA INFUNDIR MIEDO
Publicado en Telegram por "Ciencia y clima sin engaño":
EL ENGAÑO DISFRAZADO DE CIENCIA PARA ATEMORIZAR A LA POBLACIÓN CON LOS FENÓMENOS EXTREMOS
Lo último en la cadena de engaños climáticos consiste en decirnos cuanto peor ha hecho el cambio climático cada catástrofe natural inmediatamente después de que ocurra.
La mayoría de la gente no es capaz de notar que el clima esté cambiando y no creen que sea un problema grave a tenor de las encuestas. Para colmo de males, los científicos que elaboran los informes del IPCC no detectan un aumento en la frecuencia e intensidad de los fenómenos atmosféricos extremos (huracanes, inundaciones, sequías), como muestra la tabla 12.12 del último informe. Esto es muy frustrante para los activistas y las élites que quieren transformar el sistema energético y la sociedad de Occidente por la vía del abandono de los combustibles fósiles. Esta transición debe ser financiada por los poco convencidos ciudadanos, que se han visto empobrecidos por la crisis, la pandemia y la inflación y tienen que hacer frente a un coste mayor de la energía.
Para avanzar en sus planes necesitan asustar a la población, pero la mayoría de los científicos no están dispuestos a cambiar las reglas de la ciencia, que requiere de datos y de un proceso de meses y una revisión por pares antes de publicar los resultados. Algunos científicos sí están dispuestos a saltarse las reglas. Lo que necesitan es proporcionarles a los medios inmediatamente después de cada tragedia un titular que diga que la tragedia ha sido mucho peor debido al cambio climático. Así, cuanto peor sea la tragedia mejor para ellos.
jueves, 14 de noviembre de 2024
miércoles, 13 de noviembre de 2024
EL CAMBIO CLIMÁTICO COMO CHIVO EXPIATORIO
La estrategia de los promotores del fraude climático es siempre la misma: aprovechar sistemáticamente el impacto mediático de fenómenos meteorológicos extremos para ligarlos al calentamiento global. Desde su perverso punto de vista, cuanto mayor sea la tragedia que causan, más útiles resultan. En este sentido, que Sánchez haya afirmado en la enésima cumbre del clima que la catástrofe de Valencia es culpa del cambio climático no debe sorprender, pues de paso así se exculpa.
El cambio climático como chivo expiatorio
El primero en comprender el potencial propagandístico de los fenómenos meteorológicos extremos fue Al Gore tras el huracán Katrina, que devastó el sudeste de EEUU en 2005. Sacándose de la chistera una inventada relación entre el calentamiento global y un inexistente aumento en el número de huracanes, Gore no perdió el tiempo: en tan sólo nueve meses estrenaba su documental Una Verdad Incómoda, que instrumentalizaba sin pudor los 1.800 muertos y los ingentes daños materiales causados por Katrina.
Más tarde, el propio IPCC (AR5) aclararía que las afirmaciones de Gore eran engañosas: «Los datos muestran que no hay una tendencia significativa de la frecuencia de huracanes en el último siglo (…), y estudios más recientes indican que es improbable que el número de huracanes haya aumentado en los últimos 100 años en la cuenca noratlántica»[1]. Uno de los científicos contratados por el IPCC lo corroboró en un artículo publicado en el Wall Street Journal: «Mis investigaciones, citadas en un reciente informe del IPCC, concluyen que los huracanes no han aumentado en frecuencia o energía acumulada. Al contrario, mantienen una variabilidad natural año tras año. La prevalencia global de grandes huracanes (categoría 4 y 5) tampoco muestra un aumento significativo»[2].
Pues bien, con la misma desfachatez que Gore, algunos han aprovechado la tragedia de Valencia para hacer propaganda de la ideología climática. Esto incluye a políticos inescrupulosos, burócratas globalistas, periodistas indocumentados y sedicentes «expertos» que viven de ello. Para que se hagan una idea, uno de éstos, que se presenta como «experto en cambio climático» a pesar de ser un biólogo especializado en botánica —que no sabe nada de física atmosférica, oceanografía o clima—, ha visto en las imágenes de coches amontonados (dentro de los cuales muchas personas murieron) «una oportunidad histórica para prescindir de los coches»[3], como ha manifestado con total frialdad. Semejante fanatismo, veteado por la ideología comunista que profesan muchas de estas personas, es frecuente.
Los fenómenos meteorológicos extremos no han aumentado
¿Qué nos dice la famosa “ciencia”? En primer lugar, que «si nos atenemos al estado actual de conocimiento de la ciencia, ningún evento meteorológico concreto puede atribuirse al cambio climático inducido por el hombre», según afirmaba la Organización Meteorológica Mundial antes de politizarse[4]. Por lo tanto, atribuir al calentamiento global cada fenómeno meteorológico natural, de un signo y también del contrario (cuando llueve mucho y también cuando llueve poco), es engañar a la población.
lunes, 11 de noviembre de 2024
GEOINGENIERÍA CLIMÁTICA
Publicado en Twitter (X) por "dejanira":
¡MALAS NOTICIAS PARA LOS FANÁTICOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO!
Sale a la luz un Mapa Mundial Interactivo sobre; PROYECTOS y EXPERIMENTOS de INVESTIGACIÓN en Geoingeniería Climática.
La pregunta es: ¿cuánto tiempo más la gente quiere ser engañada por la Élite Globalista que está arruinando tu vida y la de toda tu familia?
miércoles, 6 de noviembre de 2024
viernes, 1 de noviembre de 2024
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