sábado, 8 de marzo de 2025

POLÍTICOS ESPAÑOLES: MÁS IMBÉCILES QUE CORRUPTOS

El gran enemigo de España no es Rusia, sino Marruecos. Pero toda nuestra estrategia está orientada a combatir a Rusia, mientras frente a Marruecos estamos indefensos.

Lo peor de los políticos españoles no es que sean corruptos sino que son imbéciles.

España está estratégicamente equivocada y su equivocación es tan grave que equivale a un suicidio.

Tiene toda su política exterior y planteamientos militares y estratégicos configurados como si su peor enemigo fuera Rusia, cuando es Marruecos, país al que estúpidamente ayudamos a crecer y a ser más fuerte, lo que constituye una imbecilidad plena de un gobierno como el de Pedro Sánchez, que no se sabe qué es más, si corrupto, imbécil o suicida.

Si España quiere volver a ser grande, tiene que cambiar toda su filosofía política y estratégica y dejar de militar en el error y la quimera. Muchos de nuestros aliados son nuestros peores enemigos y esa equivocación nos convierte, quizás, en la nación más imbécil del planeta.

Marruecos es el gran enemigo potencial de España, con el que tarde o temprano tendremos que guerrear.


No se sabe si el gobierno español está comprando paz o silencio al de Marruecos, pero lo cierto es que riega con dinero a Rabat. Lo último: entrega de 750 millones de euros para adquirir 40 trenes y modernizar su red ferroviaria.

Otro: Marruecos construye las infraestructuras del mundial de fútbol 2030 con 1.000 millones prestados por el gobierno de Sánchez, en contra de la voluntad de los españoles.

Ayudar a Marruecos con abundante dinero y todo tipo de facilidades, permitiéndole que introduzca en España una quinta columna en edad militar, compuesta por cientos de miles de jóvenes, además de educar a sus jóvenes no acompañados (MENAS), regalándole equipos y material militar y comprando sus productos agrícolas en detrimento de la agricultura española, es más una traición a la patria y un suicidio estúpido que solidaridad con un país vecino.

Marruecos nunca ha renunciado a conquistar Ceuta, Melilla y hasta Canarias y está protagonizando, con ayuda de Estados Unidos, Israel y la estúpida España, un rearme tan intenso y moderno que solo tiene sentido si es la preparación de una guerra inminente.

A pesar de esa hostilidad marroquí, la imbécil España de Pedro Sánchez entregó la causa del Sahara y a los saharauis, que hasta no hace mucho tenían DNI español, a un Marruecos que los odia tanto que se ha anexionado su territorio y quiere exterminarlos.

Estamos en la OTAN y nuestra alianza incluye a Gran Bretaña y Estados Unidos, dos países que en caso de conflicto es seguro que se pondrían de parte de nuestros vecinos africanos y en contra de España.

Entre los muchos errores de los socialistas españoles con respecto a la seguridad estratégica de España destaca haber entrado en la OTAN permitiendo a la organización atlántica que su paraguas de protección no incluyera a las ciudades españoles del norte de África, bajo soberanía española desde mucho antes de que el Reino de Marruecos existiera como país.

España, en su idiotez geopolítica y estratégica, envía aviones, tanques y tropas, bajo bandera de la OTAN, a la frontera rusa, pero tiene desguarnecidas las fronteras sensibles de Ceuta y Melilla, con escasos guardias que no impiden la entrada en tromba de contingentes africanos invasores.

Los errores estratégicos y estupideces geopolíticas del gobierno español son de tal calibre que cabe concluir que los peores enemigos de España quizás habitan en la Moncloa y en los ministerios.

Si en España se realizara una encuesta (seguramente la ha hecho el CIS, pero sin publicar sus resultados) que preguntara a los ciudadanos si consideran a Marruecos un país amigo, descubriríamos la verdad preocupante de que Marruecos es considerado como el peor enemigo y el único país del mundo por el que los españoles sienten enemistad y hasta hostilidad.

Contrariando esa opinión mayoritaria de los ciudadanos españoles, Pedro Sánchez ha llenado España de inmigrantes marroquíes, muchos de los cuales llegan sin ánimo de trabajar, sin deseos de integrarse y dispuestos a vivir de las ayudas del gobierno o de la delincuencia, que ellos han disparado perpetrando robos, violaciones y todo tipo de violencia callejera.

El sentimiento anti marroquí no es nuevo ni pasajero sino que está arraigado en la cultura española desde hace demasiados años, alimentado por hechos como la conquista musulmana de España en el siglo VIII y la posterior Reconquista, las sangrientas guerras españolas con los rebeldes del Rif a principios del siglo XX, la participación de tropas de choque marroquíes en la Guerra Civil Española, al lado del ejército de Franco, y por una actualidad compleja caracterizada por las tensiones fronterizas, la reivindicación marroquí de Ceuta y Melilla, el conflicto de la isla de Perejil, la Marcha Verde, el doloroso asunto del Sahara, abandonado por España y ocupado por Marruecos, la invasión de los inmigrantes ilegales que cruzan el estrecho y la actitud conflictiva y agresiva de muchos inmigrantes marroquíes establecidos en España.

El rechazo de los españoles a Marruecos y a todo lo que ese país representa se ha acentuado bajo el gobierno social comunista de Pedro Sánchez, que se comporta como vasallo del monarca marroquí, provocando la ira de los españoles ante una invasión de inmigrantes, de escasa calidad humana y provocadora de una delincuencia que no es un problema sino una tragedia delictivamente ocultada por el poder.

Los españoles son lo europeos más interesados en expulsar a los inmigrantes invasores, sobre todo si proceden de Marruecos. Esa es una verdad durísima que el gobierno oculta y que los periodistas palmeros pagados por la Moncloa tienen orden de disimular.

Las encuestas detectan un crecimiento exponencial del rechazo de los europeos a los musulmanes, a los que acusan de invadir Europa con ánimo destructivo y espíritu predador. Cada día son más los que creen que los musulmanes que no se integran y que agreden la convivencia y la cultura europeas deberían ser expulsados.

Francisco Rubiales

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