jueves, 24 de marzo de 2022

LAS LOCURAS DEL CONSUMIDOR

 



Llegó la pandemia del Covid y el papel higiénico desapareció de los estantes de los supermercados. Rusia le declara la guerra a Ucrania y lo que desaparecen son las botellas de aceite de girasol. ¿Tanto aceite necesitamos en nuestro día a día? ¿Qué ocurre con este producto?

Un conflicto bélico siempre tiene consecuencias. A nivel económico y también a nivel del consumo. Algunos productos han empezado a desaparecer de las tiendas y comercios. El mayor protagonista ha sido el aceite de girasol, pero no es el único. Los churreros ya han hablado, los supermercados, algunos, han roto stock, y los consumidores están como pollo sin cabeza en busca de botellas de aceite como para montar un restaurante en casa o una cadena de fast food. ¿Nos estamos volviendo locos otra vez?

Aceite de girasol, algunos cereales y yodo

Y, por si fuera poco, algunas farmacias aseguran que los complementos de yodo se venden como la espuma ante el miedo a un posible ataque nuclear. Es verdad que Ucrania y Rusia son dos grandes exportadores de aceite de girasol, así como de maíz, trigo y algunos cereales.

De hecho, muchos productos de los que metemos en el carrito de la compra incluyen este ingrediente en su etiquetado, como las galletas, salsas y varios ultraprocesados. Además, si hay demanda y poca oferta, los precios suben. Y, por consiguiente, la gente se lanza a por otras alternativas, como puede ser el aceite de oliva.

Reservas para semanas o meses

Según fuentes del sector, las reservas de estos bienes de primera necesidad pueden durar varias semanas o algunos meses y se espera que los precios de multitud de productos del supermercado se encarezcan, por si no fuera suficiente con la luz y la gasolina.

¿Cuánto tendremos que gastar más para llenar la cesta de la compra? ¿Puede el consumidor asumir todas estas subidas? Tendremos que esperar para ver cómo evoluciona este 2022, que parecía más tranquilo, a priori.

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