La realidad, al cabo, se impone, y la gente inteligente acaba reconociendo que la inmigración descontrolada y masiva ha sido uno de los proyectos más desastrosos de los que el «wokismo» ha impuesto a Occidente. Es el caso de la diputada sueca Louise Meijer.
Durante la crisis migratoria de 2015, Meijer abogó a favor de la llegada masiva de solicitantes de asilo pero, en vista del caos en que ha transformado a la antaño próspera y pacífica sociedad sueca, ha acabado admitiendo que se equivocó de medio a medio y ahora quiere cerrar la espita.
Meijer milita ahora en el Partido Moderado, parte de la coalición que gobierna Suecia, y cree que el Ejecutivo tiene que tomar medidas enérgicas contra la migración. Exactamente lo contrario de lo que defendía hace pocos años.
En una tribuna aparecida en Expressen, reconoce que durante la crisis migratoria de 2015 adoptó «una postura a favor de la apertura del estilo ‘Welcome Refugees'», oponiéndose al llamado de su partido en ese momento de aplicar reglas más estrictas para frenar la inmigración. «Pero he cambiado de opinión sobre el asunto», señaló, y agregó que ahora apoya «una política migratoria más estricta que a la que me opuse en ese momento».
La diputada sueca ha visto la luz tras comprobar que «el cambio que ha experimentado y está experimentando Suecia está transformando fundamentalmente el país», y advierte que «la inmigración masiva ha provocado numerosos problemas importantes». Entre ellos, destaca, está el hecho de que «el crimen organizado grave es cometido en gran medida por personas con activos en el extranjero», que grandes grupos de inmigrantes «no se valen por sí mismos» y que la «cultura del crimen de honor y el islamismo es limitante y peligrosa».
Meijer no habla de oídas, ni ha tenido que irse muy lejos para escarmentar. El crimen organizado y las guerras entre bandas se han disparado en todo el país escandinavo en la última década, y la nación ha experimentado un número récord de tiroteos en los últimos tres años. El año pasado, Suecia ocupó el segundo lugar después de México como país del mundo no en guerra con mayor cantidad de bombardeos en su territorio, según un destacado criminólogo.
Haciéndose eco de las advertencias hechas por muchas voces conservadoras a lo largo de los años, Meijer señaló que la migración masiva «afecta naturalmente la posibilidad de integración» y dijo que, «para que la integración funcione, las personas que quieren mudarse aquí y que ya viven aquí necesitan adaptarse a la sociedad sueca y a nuestros valores».
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