La envidia no suele ser uno de mis defectos, pero he de reconocer que independientemente de admiración por este político, siento envidia del pueblo salvadoreño. Firmaría por que nuestro despreciable presidente tuviera una milésima parte de dignidad, honradez y eficacia de la que tiene este político. Lo llevo siguiendo prácticamente desde que asumió la presidencia y he vivido su espectacular evolución, del país más peligroso del mundo al más seguro de latinoamérica, en este corto espacio de tiempo prácticamente cero delincuencia y cero corrupción, y como no puede ser de otra manera, la mayoría de dirigentes ladrones y corruptos de cualquier parte del mundo lo tachan de dictador, ojalá mañana tuviésemos un dictador como este. Veo a diario vídeos de ciudadanos que pasean a cualquier hora y por cualquier lugar del país como nunca lo habían hecho, se puede apreciar en sus comentarios el orgullo que sienten de su actual situación. El único que ha demostrado que si se quiere, se puede, pero claro, para eso habría que eliminar a tanto ladrón, corrupto e inútil como tenemos en la política española.
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